"Follar bien"
Una de las parejas sexuales con la que más he conectado, era una chica con la que solía mantener conversaciones bastante “técnicas” sobre el sexo. Quizá hasta un punto que casi se convertía en algo frío y demasiado científico. Sin embargo, disfrutábamos el uno del otro con una libertad sin límites. Se podría decir que no existía la palabra “no” entre nosotros. Ella era mucho más tímida a la hora de sugerir y proponer nuevas experiencias. Sin embargo, fue muy abierta a la hora de expresar abiertamente que era la primera vez que habría realizado nuevas prácticas, o que nunca había disfrutado tanto de otras que ya conocía.
Entre todos los temas de los que hablamos, llegamos a una pregunta que todo el mundo se hace, pero que probablemente muchas veces se pronuncia en compañía de otras personas. Y es “¿Qué es follar bien?”. Evidentemente, a todos nos viene a la cabeza experiencias sexuales cuya calidad se podría clasificar de manera simplificada como “bien-mal-regular”. Pero a la hora de definir qué es “follar bien”, sabíamos que una misma persona puede recibir diferentes críticas en función de las diferentes personas con las que haya practicado sexo. Por lo tanto, llegamos a la conclusión que es algo evidentemente subjetivo.
Llegados a este punto, yo le sugerí que una buena definición del concepto “follar bien” podría ser “saber adaptarse en cada momento a la persona que tenemos delante”. Entendiendo con ello que si se sabe actuar de forma que agrade a las diferentes parejas sexuales que vamos teniendo, por definición, en conjunto podrían tener una mejor concepción nuestra. Por el contrario, aquellas personas menos adaptables con un abanico más reducido de posibilidades, podrían no tener capacidad de complacer a alguna persona con la que coincidieran.
En este sentido, la capacidad de adaptar la forma de dar placer a otra persona va a depender de la comunicación que exista entre ambas. Ya que el sexo es una actividad bidirieccional (o debería serlo*), debe haber una respuesta tanto a nivel físico, como comunicativo. Por ello, si en algún momento no se está recibiendo de la otra persona lo que se necesita para obtener placer, es necesario comunicárselo (de manera apropiada, pero ese es otro capítulo). Y es esa comunicación la que debe trabajarse de manera consciente.
No todas las personas van a comunicarse de igual manera, por lo que no todas van a verbalizar o van a hacerlo de manera abierta. Por lo que la otra persona deberá estar atenta a otro tipo de mensajes, como son la postura, los gestos sutiles o las propias reacciones inconscientes del cuerpo. Acariciar una parte del cuerpo y que provoque una reacción de placer, es algo que debe tenerse en cuenta, para seguir avanzando en esa línea. Por el contrario, que se aparte una zona del cuerpo ante un estímulo, debe memorizarse como una acción que no ha sido bien recibida por la otra persona. A toda esta comunicación no verbal, la llamo de manera metafórica “leer el cuerpo”, y es quizá donde muchas personas fallan. No saber cuándo no se está dando placer y cuándo no a otra persona probablemente sea lo que determina que una persona “folle bien o no”.
Así que, como conclusión se podría decir que además de la definición antes dada, para “follar bien”, no hay que esforzarse en “dar placer” sino en asegurarse de que la otra persona “recibe placer”.
* NOTA: Todo este apartado hace mención a “follar bien” o a “dar placer”. Lo que no siempre va a ser respondido con reciprocidad. Hay que tener en cuenta que obtener un buen resultado en este aspecto no implica necesariamente que la otra persona vaya a complacernos. Haciendo una comparación, se puede abrazar de manera agradable a alguien que responde abrazando demasiado fuerte o sin abrazar, al no percatarse que no lo hace como la otra persona desea.
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