"Deberías escribir"

 Desde el inicio de mi edad sexual, me he hecho preguntas. Y no sólo de aspectos obvios relacionados con la sexo. Sino preguntas sobre la propia sexualidad. “Metasexualidad” podría llamarse en un momento dado. (NOTA: Tengo que decir en este momento que carezco de cualquier formación formal y/o profesional en materia de sexualidad, sexología o cualquier cosas que se la parezca). 

¿Qué hace que a una persona le excite algo extraño que pocas personas más comparten? ¿Por qué existe un centímetro cuadrado del cuerpo de cada persona donde se juega el 90% de la excitación que necesita para alcanzar el orgasmo? Todas estas preguntas llevan desde mi “tierna juventud” recorriendo mi mente. Y siempre he intentado darle respuesta, a través de diferentes mecanismos, aunque no todos ellos igual de accesibles ni de correctos. Porque está claro que si de algo se aprende, es de equivocarse.

Sin embargo, las preguntas que más me han calado han sido aquellas relativas a las malas relaciones sexuales. Y con “malas” no me refiero a físicamente (aunque a veces también), sino a personas que en la cama pueden llegar a cambiar la vida de una persona y rara vez es para bien. Hay testimonios que he escuchado a algunas personas que me han puesto los pelos de punta. De no saber hasta dónde puede llegar la ignorancia, la crueldad y el egoísmo del ser humano.

Pero todo esto empieza a raíz de una persona que me sugirió que todo lo que había ido aprendiendo, debería plasmarlo escribiéndolo de alguna forma. Era una persona que tras haber tenido pareja estable durante unos años, sospecho (aunque no lo sé a ciencia cierta) que la relación se rompió de manera repentina y traumática, dejando afectada a la chica. Y a pesar de ser una mujer fuerte, que ha luchado por sí misma y su familia, se le notaba que le habían dañado profundamente, incluso con cierto resquemor a determinados aspectos masculinos. Pero me alegró haberla conocido en una etapa mucho más segura de si misma, demandante y con las riendas de sus gustos, fantasías y placeres. 

Así que este capítulo es quizá por el primero por el que me gustaría empezar. La conversación que dio lugar a esta idea no fue la primera ni cronológicamente ni en importancia. Pero quizá en aquel momento dio el pistoletazo de salida este proyecto en mi cabeza. Posteriormente se fue consolidando en mi cabeza cuando varias personas que me instaron a empezar a escribir sobre estos temas. Personalmente considero que el objetivo de este blog no es pretender tener la razón, sino simplemente dar mi opinión.

De este modo en las próximas entradas, deseo expresar a lo que he llegado tras horas de reflexión de cada uno de estos temas que me inquietan. Y me daré por satisfecho en el momento en el que a una sola persona ayude a replantearse cosas, a solucionar algún problema, a mejorar en sus relaciones o simplemente a ver la vida de otra forma que antes no se había imaginado.

No tengo como objetivo acumular lectores ni seguidores, sino simplemente desahogarme escribiendo lo que pienso y si a alguien le ayuda, me sentiré satisfecho por haber contribuido a mejorar un poco este mundo de sinrazón en el que vivimos.

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